Se conocen como trastornos alimenticios, aquellas conductas descontroladas o impulsivas que tiene la persona (hombre o mujer) a la hora de ingerir alimentos.
Por lo general, la persona que sufre dichos trastornos tiene una forma de pensar distorsionada sobre la comida, para ella las dietas deben ser interminables y sumamente estrictas o tienden a preferir realizar actividades físicas para quemar calorías que pasar tiempo con sus amigos o familiares.
Los síntomas se exteriorizan cuando comienzan a preocuparse excesivamente por su talla, su peso y la cantidad de comida que consumen. Suelen experimentar depresión por tiempo prolongado y sentimientos de culpa o angustia al comer.
Los riesgos de padecer desórdenes alimenticios son el deterioro de la salud e incluso la muerte.
Tipos de trastornos alimenticios
- Anorexia:
Consiste en el miedo o fobia desmedida a subir de peso. Quien la sufre, no se siente contento con su cuerpo, a pesar de lo extremadamente delgado que pueda estar.
Por ello, toma la decisión de comer poco, realizar dietas, ayunos y ejercicios por tiempo prolongado. En algunos casos, la persona comienza a comer cantidades grandes de comida, para luego eliminarlas por medio de vómitos autoprovocados, laxantes o actividades físicas excesivas.
- Bulimia:
Suele confundirse la anorexia con la Bulimia, sin embargo, aunque los síntomas son bastantes parecidos, el paciente bulímico puede pasar desapercibido, ya que su peso puede estar entre los niveles normales o incluso mayor.
Los constantes atracones y purgas son los síntoma característico de esta enfermedad. Este mal hábito puede llegar a repetirse mínimo una vez por semana. La obsesión que envuelve a la persona en este caso, puede hacerla consumir comidas crudas o en mal estado. Además, se le hace imposible dejar de comer aun cuando ya está lleno.
Causas y tratamientos de los diferentes desórdenes de alimentación
Patrones psicológicos, interpersonales y sociales de una persona, pueden ser un factor determinante en el desarrollo de estos trastornos; por ejemplo, depresión, sentimientos de soledad, presión de grupo, discriminación por no tener un cuerpo esbelto, problemas familiares, etc.
No obstante, todo aquel que lo padece, puede mejorarse gradualmente, con tratamientos médicos y el apoyo de familiares y amigos.
El proceso de recuperación abarca: aprender a comer de manera saludable, aprender a sentirse cómodo con su cuerpo, desarraigar malos hábitos con respecto a la comida, equilibrar la relación entre los sentimientos y la comida, entre otros.
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